Un dos... aspira, tres, cuatro… expira, me gustaría contar hasta 1000 para ahogarme.
El suelo está frío, el árbol sin vida, sin su pelaje comparte mi pena, rompiendo su rama. Me preparo contra ella, la que suavemente pone la cuerda alrededor de mi cuello.
<
>
No me entiendo yo misma, ¿quién más podría hacerlo?
Es la hora del colgamiento.
<>
Los ojos de los lobos me desnudan, listos para devorarme.
Las palabras no salieron, ni siquiera podía escupirlas. Los monstruos abrieron sus bocas.
Un dos... aspira, tres, cuatro, cinco, seis….